En la ciudad de Lille se mantiene un ecléctico equilibrio entre la cocina francesa y la gastronomía belga. Sus platos más tradicionales son los deliciosos patés, los mejillones con patatas fritas y los guisados de carne que están siempre acompañados por los vinos locales y la cerveza.
En la ciudad de Lille se puede degustar también los quesos, los barquillos, la tarta de azúcar mascabado, el potjevleesh (una mezcla de trozos de distintas cocinados juntos y envueltos en gelatina, que se suele servirse frío, acompañado de patatas fritas o manzanas a la dunkerquoise) y las cervezas (cerveza blanca, cerveza rubia, cerveza negra y cerveza ambarina), la mandarina Napoleón (bebida digestiva), el waterzoï, (guiso típico de la cocina flamenca en el que el gallo se cocina junto con otros pescados como el congrio o el rodaballo y se acompaña de apio, zanahoria, cebolla y diferentes hierbas entre las que se encuentran el laurel, el tomillo o el perejil), la carbonnade (un estofado de ternera y cebolla cocinado en cerveza y sazonado con tomillo y laurel), la tarta de puerros al maroilles, y los welsh (rebanadas de pan, cerveza y cheddar pasado al horno).
0 comentarios:
Publicar un comentario